miércoles, 9 de abril de 2008

Lo nuevo de Luis


Nota de Claudio Kleiman a propósito del nuevo disco del Flaco:

" A Luis Alberto Spinetta le gusta hacer su trabajo en silencio, encerrado en su laboratorio/ estudio La Diosa Salvaje, del cual emerge (no con demasiada frecuencia) para sus presentaciones en vivo; prácticamente sin notas ni apariciones públicas. Se diría que el suyo es un universo autocontenido, y esa insularidad se transmite a su obra, que orbita en un cosmos spinettiano con sus propias leyes, que guardan poca relación con las que rigen el mundo exterior. Es como si dijera: "Todo lo que quiero decir está en mi música", y queda en nosotros interpretarla.

Incansable, casi se diría que indiferente a cualquier otro dictado que no sea el de su propia musa, Spinetta –convertido hoy más que nunca en artista de culto– viene envuelto en una ascendente espiral creativa que incluye sus últimos álbumes, Para los árboles (2003), Pan (2005) e incluso el EP Camalotus (2004). Sin presentar cambios radicales con respecto a los anteriores, se diría que su nueva producción, Un mañana, representa el pico de este ascenso. En primer lugar, se nota el cuidado puesto de manifiesto en el sonido, sumamente depurado, con pocas sobregrabaciones y mucho aire entre los instrumentos (Luis ha vuelto a grabar en cinta analógica), lo que permite apreciar la intrincada telaraña armónico-melódica de sus temas sin oscurecerla. Su voz suena mejor que nunca, prístina y delicada, y explora –además de su clásico registro– otras zonas más graves. También es notable el afianzamiento de su banda, conformada por Claudio Cardone en teclados, Nerina Nicotra en bajo y Sergio Verdinelli en batería. Hay "violeros estrellas invitadas" (Spinetta dixit) que aportan algunos solos, como el uruguayo Nicolás Ibarburu, el reaparecido Sartén Asaresi, y Baltasar Comotto (de la banda del Indio Solari), que contribuye con un solo pleno de lirismo –con lo que parece ser un e-bow–, en "Despierta en la brisa", uno de los grandes temas del álbum. El propio Luis muestra su impronta de violero exquisito en "Preso ventanilla", una fábula surreal que parece extraída de un cuadro de Chagall.

Ya desde el título, Un mañana parece proponer una visión más esperanzada (visible también en el arte de tapa, con el dibujito de una figura humana ascendiendo por una escalera… ¿al cielo?); las canciones tienen una inmediatez que las torna más accesibles que en trabajos anteriores. Es un álbum ciento por ciento Spinetta, en el que uno puede encontrar referencias (reales o imaginadas) a su propia obra: la primera frase de "La mendiga" ("silba y yira alguien en Balvanera...") nos ubica directamente en territorio Bajo Belgrano. El disco alcanza un momentum excepcional a la altura del cuarto tema, "Vuelo al fin", de una potencia estremecedora, de lo mejor del Spinetta más reciente. Continúa con "Hiedra al sol", bella canción acústica que remite a las épocas de Kamikaze. "Canción para Olga", un tema en tres secciones con deliciosos interludios de cuerdas, recuerda al Flaco más "progresivo" de Invisible o Artaud, y el instrumental que da título al álbum, con métricas irregulares y un logrado solo de guitarra del propio Luis, nos transporta al espacio de Jade o la banda Spinetta del 77.

Quizás uno de los versos de la mencionada "Canción para Olga", una de las piezas centrales del álbum, sirva como manifiesto del Spinetta versión 2008, algo así como una radiografía de su actual estado de ánimo: "Hay una esperanza de que cambie el viento/ el que fue ladeando todas las acacias aquí".


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